Por Manuel Mandujano
A las jóvenes generaciones de egresados del Colegio Alemán.
Cuatro sucesos que viví a
edad temprana fueron determinantes en mi vida:
Salir de casa, salir de Chiapas, vivir en la capital del país y tener el oficio del periodismo.
Salir de casa, salir de Chiapas, vivir en la capital del país y tener el oficio del periodismo.
Como efecto de ellos:
Aprendí a valerme por mí mismo.
Intuí que podía conocer
mundos y pensar más allá de las circunstancias locales.
Adquirí amplitud de
criterio y libertad de pensamiento.
Conocí (conozco) lo que oculta lo evidente;
analizo los hechos y las personas.
Esos cuatro sucesos me han diferenciado. En consecuencia, puedo compartirles mi lección
de vida:
I. Crean lo que son.
II. Ganen el espíritu emprendedor
Veamos ambos temas,
porque los dos hacen vivir muy conscientemente, fuera de la burbuja o del
conformismo o, como suele decirse, de la zona de confort.
I. Crean lo que son.
II. Ganen el espíritu emprendedor
Pero, antes, una premisa.
Mi vida es muy normal; no
está hecha de sucesos extraordinarios ni de secuencias cinematográficas. Mi
padre hacía zapatos, se fue de “mojado” para cosechar hortalizas en San
Buenaventura, cerca de Los Ángeles (USA) (llevado por su espíritu inquieto y
emprendedor), regresó y fue encargado de dos microempresas de mosaicos; luego
hizo su propia empresa en el mismo ramo. Su padre (mi abuelo) era agricultor y de él
aprendió la necesidad de la subsistencia y el cultivo de la iniciativa propia.
Mi madre, cuyo padre
dominaba el oficio de la construcción de la A a la Z y cuya madre ejercía el
oficio de la panadería, fue educada para la vida familiar y para la actividad
de negociante (dulcería y panadería artesanales). Lectora de toda su vida.
Desde lo que ambos eran
–en la normalidad– y desde lo que hacían –en lo común–, me empujaron para
superarlos e ir más allá del ambiente en que vivíamos y del contexto en que nos
movíamos en Comitán, Chiapas. Su instrumento, el conocimiento intelectual, la escuela, la
universidad… Por eso, mi vida es muy normal.
Muy normal... De igual manera, ustedes
vean su vida en la normalidad de los sucesos y de los acontecimientos en casa y
fuera de ella.
¿Por qué? Porque cada vida
tiene su sentido por ella misma. Su vida tiene sentido porque es de ustedes. Cada
suceso es propio, y es el que modela o forma a cada uno.
El día a día nos modela a
todos... no solo los actos espectaculares, grandiosos. Es lo mejor que nos
puede pasar.
Lo extraordinario será lo
ordinario: el día a día asumido con plena consciencia y con la satisfacción de
ser y de hacer. Hacer consciente ese día a día, el objetivo.
II. Ganen el espíritu
emprendedor
Lo “extraordinario” es el
acontecer cotidiano en el ser y en el hacer, pero asumido con plena
consciencia.
Respecto del “hacer”, mi método es sencillo; consiste en realizar el inventario de los hechos, de los procesos, que nos han
llevado al momento actual. ¡Nuestra vida es una sucesión de emprendimientos
diarios!
Además, se debe anotar los recursos intelectuales y físicos con
que se cuenta; lo mismo que la pericia y las habilidades.
Incluye la imaginación de nuevos retos creativos a partir de los ya enfrentados y superados.
La imaginación es la manera óptima de iniciar y provocar el cambio.
Lo aseguró un científico popular:
“La imaginación es más importante que el conocimiento. El
conocimiento es limitado y la imaginación circunda el mundo”. Albert Einstein en 1926.
CONCLUSIÓN
Vivir fuera de la burbuja es hacer de un día ordinario un día extraordinario con las cosas y acontecimientos comunes. Si con ellos se crea un circulo virtuoso, será algo natural y gozoso.
Vivir fuera de la burbuja es hacer de un día ordinario un día extraordinario con las cosas y acontecimientos comunes. Si con ellos se crea un circulo virtuoso, será algo natural y gozoso.
Vivir fuera de la burbuja
es salir de uno mismo; es darse
alas; es ver lejos y a lo alto. Sean símbolos de eso el catalejo y la brújula; téngalos a su lado.
Vivir fuera de la burbuja es enfrentar el reto creativo del día porque exige de ustedes toda
su capacidad. Por eso, mi presentación se llama “El día a día
es una disrupción”.
Sepan que están entrenados para enfrentar ese reto; ¡y que les sobra emoción!
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